Publicado el viernes, 18 de mayo de 2012
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Microbios de 86 millones de años están “vivos”
¿Se puede vivir 86 millones de años sin comer y con apenas suficiente oxígeno para mantener un metabolismo? Si eres un microbio, sí, pero apenas, según un nuevo estudio. Una comunidad de microbios enterrados bajo el suelo oceánico desde la época jurásica todavía sigue allí, y su insistencia en seguir vivos plantea nuevas preguntas al momento de analizar posible vida en el espacio exterior.
Muchos microbios viven bajo los sedimentos oceánicos (aproximadamente el 90% de la vida unicelular del planeta se encuentra aquí) y desde hace mucho tiempo los científicos los han investigado para averiguar cómo soportan ambientes tan extremos. Hans Røy es uno de estos científicos, que quiso cavar más para examinar lugares peores, donde hay poco alimento y apenas llega el oxígeno.

Mientras más profundo estaban, menos alimento y oxígeno está presente, y menos oxígeno se utiliza. De hecho estos microbios no tienen acceso a comida fresca desde que quedaron enterrados donde están, hace entre 70 y 86 millones de años. Funcionan tan lento que les toma alrededor de mil años duplicar su biomasa, y podría tomarles también unos mil años dividirse, determinaron los científicos. Un microbio corriente como la E. Coli por ejemplo, se divide en entre 17 y 30 minutos.
Esto significa que para asegurarse de que estos microbios están realmente vivos habría que esperar 1.000 años y ver si se dividen.
Los investigadores creen que este es el límite absoluto al que se puede encontrar un organismo vivo, en que tienen la energía mínima requerida para mantener intacto su ADN y proteinas funcionando. El descubrimiento es interesante, primero porque estos organismos son viejísimos y sugieren que todavía no sabemos mucho sobre ellos – los microorganismos en laboratorio no son lo mismo que vivir debajo del océano. Segundo, podrían probar que la vida sigue aún en lugares donde parecería imposible en nuestro planeta – abriendo la puerta a que algo similar se desarrolle en otros planetas también.
La investigación fue publicada en la revista Science.