Publicado el lunes, 22 de diciembre de 2025
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La estafa de SENASA cruza fronteras
Por Mónica Zapata
Activista comunitaria y dirigente AlPaís NY
La corrupción en SENASA ya no se limita al territorio dominicano: se ha extendido al exterior y golpea directamente a la diáspora.
Miles de dominicanos que residimos fuera del país fuimos inscritos sin consentimiento en el seguro estatal, y hoy aparecemos en los registros como si hubiéramos recibido procedimientos médicos en República Dominicana, aun cuando llevamos años sin pisar el país.
Esto no es un error administrativo. Es un mecanismo de fraude que utiliza identidades de dominicanos ausentes para justificar facturaciones, inflar servicios y drenar fondos públicos. Nuestros nombres se usan como coartada para robarle al Estado.
¿Quién autorizó esas afiliaciones? ¿Quién firmó esos procedimientos médicos inexistentes? ¿Qué clínicas y funcionarios están involucrados? El silencio del gobierno de Luis Abinader convierte esta estafa en complicidad política.
Mientras al pueblo se le niegan medicinas y tratamientos, SENASA se convierte en una caja chica del clientelismo y la corrupción, usando incluso a los dominicanos del exterior como víctimas invisibles.
La diáspora exige auditoría internacional, sanciones penales y devolución de lo robado. Nuestros nombres no son cheques en blanco para la corrupción.
La corrupción en SENASA ya no se limita al territorio dominicano: se ha extendido al exterior y golpea directamente a la diáspora.
Miles de dominicanos que residimos fuera del país fuimos inscritos sin consentimiento en el seguro estatal, y hoy aparecemos en los registros como si hubiéramos recibido procedimientos médicos en República Dominicana, aun cuando llevamos años sin pisar el país.
Esto no es un error administrativo. Es un mecanismo de fraude que utiliza identidades de dominicanos ausentes para justificar facturaciones, inflar servicios y drenar fondos públicos. Nuestros nombres se usan como coartada para robarle al Estado.
¿Quién autorizó esas afiliaciones? ¿Quién firmó esos procedimientos médicos inexistentes? ¿Qué clínicas y funcionarios están involucrados? El silencio del gobierno de Luis Abinader convierte esta estafa en complicidad política.
Mientras al pueblo se le niegan medicinas y tratamientos, SENASA se convierte en una caja chica del clientelismo y la corrupción, usando incluso a los dominicanos del exterior como víctimas invisibles.
La diáspora exige auditoría internacional, sanciones penales y devolución de lo robado. Nuestros nombres no son cheques en blanco para la corrupción.
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