Publicado el domingo, 11 de marzo de 2012
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Cómo detectar y evadir a los envidiosos

Donde hay virtud hay envidia. Ésta es una emoción tóxica implantada en la sociedad desde años remotos. Estar demasiado pendiente de lo que hacen, o dejan de hacer, los demás llega incluso a ser en algunos países el deporte nacional. Y no hay envidia sana, por mucho que nos empeñemos en disfrazarla. Lo único que podemos hacer es detectarla y aprender a evadirla.
Si no quieres que te amarguen la vida, no hay más remedio que averiguar cuanto antes quiénes son unos envidiosos, ya sea en tu círculo social, familiar o laboral. Aunque no se den cuenta, los envidiosos, esa gente que menosprecia a los demás, siempre se comparan y cuando esto sucede, se activan sus emociones. La envidia y el odio van unidos. Su principal objetivo es destruir al envidiado y todo lo que éste representa.
Los envidiosos suelen ser personas con baja autoestima y su inseguridad es la principal razón del deseo de destrucción. Para poder evadir a los envidiosos, antes de comunicarte con alguien conviene saber cuál es la emoción predominante en ti mismo y en el otro si no quieres acabar confundida por la envidia y con una perspectiva de la realidad distorsionada.
Las personas sanas, no envidiosas, son competentes, no competitivas. Ni se comparan, ni compiten, sólo utilizan a las otras personas como punto de referencia para inspirarse. Y para evadir la envidia, evitan contar los logros a cualquier persona para no despertar ese tipo de emociones tóxicas en determinadas personas.