Publicado el viernes, 9 de septiembre de 2011

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Las Alcaldías de toda el área de influencia de la Hoya del lago Enriquillo, se puede decir, la región Enriquillo, es el amortiguador primario, del impacto medioambiental y humano de la crecida de los lagos, Azuei y Enriquillo, especialmente el último.

Es la institución más cercana, que no puede evadir su obligación, ante la tragedia que lleva día a día, la crecida del Lago Enriquillo, como vertedero irresponsable de la cuota del líquido que debiera recibir la Bahía de Neiba.

Es por eso, que ante la ineficacia del gobierno central, que a más de dos años de visita gubernamental aparatosa, no hemos visto mudar una vaca, solo anuncios, y llegadas ineficaces de equipos e insumos, clamamos por que a los ayuntamientos o alcaldías de la zona, debe llegar ahora, un subsidio especial, que de seguro aquí se irían a gastar.

El próximo martes está anunciado, el conocimiento de un presupuesto complementario, ya aprobado por la cámara alta, al cual le recomendamos a los diputados Eugenio María Méndez, Rafael Méndez y a Remigio, encabezar una acción de todos los diputados de la región Enriquillo, a fin de que se realice una adenda, especializando quinientos millones para lo que quede de año, distribuido en orden de prioridad, en base4 a la calamidad, que la encabezan Boca de Cachón, Jimaní, La Baitoa, Jaragua, etcétera.

Para entender lo expresado, debemos saber, que el Enriquillo, en lo que va de año, hasta el día 4 pasado, creció 103 centímetros, de los cuales, en los últimos dos desfogues de presas, creció 45 centímetros, tal y como constan en los monitoreos que realizamos, con la asistencia de don David Vólquez, Ángela Sierra, y otras personas más.

El desfogue de Emily, todavía está latente, seguido del de Irene, del cual sigue bajando hacia el Enriquillo, y hoy, se anuncia la amenaza de llegada de María, lo cual junto a la temporada presente, más, el venidero invierno, podrían ser objeto de fatal premonición de una crecida de más del doble de lo que ha hecho en lo que va de año, la cual deseamos, sea equivocada.

POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA,

Especial para Ecos del Sur.