Confieso que el “descuadre” que buscaba cuadrar la Junta Central Electora y el “error” cometido por el máster, al interponer el recurso de revisión, jamás nos imaginamos la dimensión que al pasar los días hemos podido constatar.

Para muestra, Señora Baronesa, prueba al canto:
1.- Sencillamente, es el candidato Rafael Méndez el gran afectado con la decisión de “no incluir en el boletín las actas del nivel C-1 de por los menos ocho colegios electorales”.

(Resulta que esa “soberana decisión” sale a la luz pública por el “descuadre” y el “error” que detecta la JCE)
2.- Y resulta, además, que el único afectado es el candidato Rafael Méndez, a quien con esa “soberana decisión” le sustraen 570 votos, que según la JCE, eran suficientes como para coronarse victorioso con más de 300 votos por encima de competidora-aliada.

Les digo más: Hay una cantidad indeterminada de actas, en las que no se computa cero al candidato Rafael Méndez. Sencillamente porque la columna uno, que corresponde al Diputado Uno, que es Rafael Méndez, se cubrió con un manto negro, que no permite registrar los votos obtenidos.

Por ejemplo: En una de esas actas, luego se establece que votaron 78 electores por Rafael Méndez, y 32 por mi competidora-aliada, pero ella tiene la suerte de que le registraron su votación, y al pobre viejito buenmozo, ni siquiera cero, porque la columna tiene un manto de luto que la arropa.
“Era con manopla, y tu no lo sabías”, me susurro alguien.

Y les doy un avance: En el Centro de Computo del PLD tengo 1,242 votos por encima de mi entrañable competidora-aliada.