Publicado el viernes, 2 de marzo de 2012
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¿De qué hablan los políticos?
Una cosa es con violín y otra cosa con guitarra, eso lo dicen desde hace tiempo y se comprueba cada día más. Ahora dizque el discurso del presidente Fernández, es político. Anjá y como debía ser, el discurso de un pelotero o de algún diablo cojuelo.
Los presidentes son políticos antes de ser presidente y ese traje no se lo puede quitar jamás, sin violentar su condición inalienable que los llevo hasta la primera magistratura del estado. Cada vez que un político habla, su discurso es de política, y más aun de política identificada con su postura ante la población, el país y el mundo.
De qué habla Hipólito cuando lo dejan hablar, de su forma política de ver los asuntos nacionales y de lo que es interesante para sus metas de volver al poder, (naturalmente, no puede hablar de sus obras o de sus logros desde el poder, porque de eso nadie se acuerda, porque no existieron) habla de sus amarguras y de lo que él entiende que el opositor hizo mal, pero no puede compararlo con lo que él hizo, por que no hizo nada.
Me dan risas algunos que, creyendo que ofenden o que descubren el agua tibia, dicen que el discurso de un presidente que termina su mandato, es político, por que recuerda sus obras y las compara con las que encontró, que les duele que quedaron al descubierto frente a la chercha de que el país está mal y de que se debe cambiar para lo peor.
Señores, el discurso del presidente, fue real, informativo, instructivo (sobre todo frente a la inversión pública en áreas vitales y de reclamos como lo del 4%. la agricultura etc.), fue histórico, sincero y patriótico y me identifico con la frase escogida del insigne Juan Pablo Duarte, “”Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria””.
Al que le sirva la camisa que se la ponga, porque eso fue dirigido a los malos políticos dominicanos que pretenden regresar el país al atraso, a la falta de credibilidad, al estancamiento y al desconocimiento, en fin al atraso.
Por Dr. José Antonio Coll